“Lo que hace el arquitecto hoy en día, es abrir nuevos caminos”
Tras estudiar en la Escuela de Arquitectura de Barcelona en 1963, Manuel Arnau comenzó a proyectar en la costa Azahar (Castellón).
Sin duda, las corrientes artísticas previas que llegaron a España de forma tardía, le influyeron para pensar en el estilo de vida de las personas, y a raíz de esta simbiosis con los usuarios finales; desarrollar espacios racionales, acogedores y cálidos.
En los inicios sus obras contribuyeron a redibujar el panorama del alto y bajo maestrazgo. Muchas de ellas marcarían la evolución del estudio: la Iglesia de Santa María del Mar (Benicarló), la residencia Stella Maris (Peñíscola), los apartamentos vacacionales Ibiza, varias obras de urbanismo, la rehabilitación de las murallas del Castillo del Papa Luna, etc.
Manuel compaginó el trabajo en el estudio con una intensa vida familiar, fruto de ello, 4 de sus ocho hijos decidieron continuar con los principios de su arquitectura. Honestidad y reflexión como abanderados; expresado por medio de un lenguaje original y propio.
En la actualidad, 50 años después, pensamos en construir con los mínimos recursos; y con los máximos efectos.
Disponer los elementos de modo que respondan a las necesidades y a la vez sean capaces de conmover.